Su casa es una biblioteca, y su ordenador un archivo de documentos de texto sin orden –aunque intenta ordenarlos, a veces-. Igual que su carpeta de dibujos, que está llena de obras pero ordenarla es tarea dificultosa. Suele caerse a menudo de las copas de sus propios árboles. Pero lo lleva bien. Las caídas no duelen cuando lo compensas con un poco de chocolate, y además también te pones a salvo por si anda algún dementor cerca. Sí, es fan de la magia, de la de Hogwarts y de la que es capaz de provocar el corazón. También dice que tiene cierta manía a los días de lluvia y que los días de sol la oyes reír desde tres calles más lejos. Pero que si de verdad la quieres ver feliz, dale una mochila y un billete sin rumbo.