Conexión, del latín 'connexio'
- Ana Reyes
- 29 jun 2016
- 4 Min. de lectura

Conexión, del latín ‘connexio’:
Enlace, atadura, trabazón, concatenación de una cosa con otra.
Acción y efecto de conectar.
Punto donde se realiza el enlace entre aparatos o sistemas.
Amistades, mancomunidad de ideas o de intereses.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
Conexión tiene cuatro acepciones en el diccionario de la lengua española. Solo una hace referencia a aparatos o sistemas, y resulta fascinante y gracioso a la vez. Porque cuando le pregunto a Cristina qué entiende cuando digo conexión me contesta wi-fi. A su vez, cuando le pregunto a Samuel, este me responde Internet. ¿Veis alguna acepción referente a un ordenador o un smartphone? Y, sin embargo, tiene un pleno en dos preguntas al azar. Yo, sin embargo, me quedo con las dos primeras definiciones.
Quizás, si me hubieran preguntado meses atrás, hubiera respondido algo parecido a ellos, tal vez USB, clavija o enchufe. Y si hubiera buscado conexión en el diccionario seguramente me hubiera quedado con la primera definición, igual que hacemos con los resultados de Google. Porque aquello que aparece en la primera página del buscador es la verdad absoluta, o eso creemos hasta que llegamos a la Universidad y no encontramos todas las respuestas en Internet.
O hasta que nos enamoramos. Y descubrimos que hasta ese momento, todo lo que habíamos leído en las primeras páginas de nuestra vida no era amor.
Si lo pensamos bien, cuando intentamos introducir un USB en su clavija del ordenador, pocas veces acertamos a la primera. De hecho, no conozco a nadie que lo haya conseguido a la primera. Y el día que alguien lo consiga pondré mi mano en el fuego para certificar que fue pura suerte o coincidencia. Que esas cosas no suceden. Ni en ese ni en otros aspectos de la vida. Lo mismo sucede con las personas, y el dichoso amor que nos lleva a todos de cabeza.
Cuando nos enamoramos, y lo hacemos varias veces al largo de nuestra vida, podríamos decir que la persona que nos tiene locos es un USB. Y nosotros un bonito ordenador, sin entrar en la discusión de si somos maravillosos MAC portátiles o un pequeño y viejo ordenador de escritorio. Lo importante es que funcionamos. Y nuestro interior está que arde. Más aún cuando ese USB intenta encajar con nosotros. A veces a la segunda, a la tercera, o después de doce intentos.
Realmente, si me hubieran preguntado meses atrás sobre el término conexión, hubiera respondido USB. Pero eso fue antes de ti. Porque ya no creo que todo lo que aparece en la primera página sea la verdad absoluta, porque no creo en el primer amor. Creo en la primera conexión. Y si hoy me preguntaran qué entiendo por conexión, hoy diría tú. Hoy digo tú.
Como he dicho antes, yo me sostengo en las dos primeras definiciones de conexión. Empezando por la segunda, porque siempre me ha gustado hacer las cosas del revés. Acción y efecto de conectar. No tengo ninguna duda de que conectaste a la primera, y no sé cómo lo hiciste teniendo en cuenta que mis clavijas están algo oxidadas y mi ordenador interno a veces tarda en procesar. Pero lo hiciste. En el primer intento.
Y lo sigues haciendo desde entonces.
He tenido miedo a enamorarme casi toda mi vida. Y pensaba que ese miedo había desaparecido el primer día que sentí lo que era amor. Pero, realmente, creo que también podría cambiar la definición de estos dos términos. No soy un diccionario, pero considero que usamos las palabras erróneamente. Sentir amor no es enamorarse. Ahora estoy aprendiendo lo que es enamorarse, y el miedo ha vuelto, porque saltan chispas cada vez que te tengo cerca, y me da miedo que en cualquier momento explotemos. Porque es demasiada conexión y no estoy acostumbrada a encajar con alguien a la primera. Y de forma tan fácil que me pone la piel de gallina. El efecto de conexión que causaste en mí debió causar un terremoto en otra punta del planeta, porque sino activaste cincuenta mariposas en mi estómago no activaste ninguna. Y puedo jurar que fue la sensación más placentera que he tenido jamás. Como cuando compras palomitas saladas en el cine, y encuentras una dulce de sorpresa. Si hubieras tenido un paquete entero de palomitas dulces esa te habría sabido exactamente igual que las demás. Pero no ha sido así. Esa se ha colado en tu paquete, y la saboreas gratamente como si fuera la última palomita dulce de la máquina del cine.
Creo que fue tu sonrisa, que convenció a mis ojos de que algo estaba sucediendo. Aunque también pudieron ser nuestras charlas, que aseguraron a mis orejas que querría escucharte hablar de lo que fuera sin cansarme. Pero, por favor, debería dejar de enrollarme y admitir que no fue una sola cosa. Fue todo tú. Te accionaste por completo y el efecto de conexión se dio por todas partes.
No puedo dejar de lado la primera acepción de conexión. Enlace, atadura, trabazón, concatenación de una cosa con otra. Entre las cuatro palabras sinónimas me quedo con atadura. Porque me has atado como de si una bamba se tratase. Has hecho un nudo, y doble seguramente. Y mientras caminas, yo lo hago contigo.
Estoy locamente atada, conectada y empezando a enamorarme de ti.
Y me encanta mi atadura.
Porque no me había sentido tan atada y libre, a la vez, nunca. Existe una libertad en nuestras cuerdas que solo aquel que se ha enamorado alguna vez entiende. Porque no son cuerdas. Son ondas eléctricas. Eso explica porque se me eriza la piel cuando te tengo cerca. Desde el primer momento.
Porque si algo tiene una conexión, aparte de cuatro acepciones según la RAE, es el poder de hacerme sentir la persona más afortunada del mundo y con los poros de la piel más sensibles.
Comments