top of page

Amor tiende a infinito

  • Foto del escritor: Ana Reyes
    Ana Reyes
  • 10 jun 2015
  • 2 Min. de lectura

Hace tiempo que comprendí que el amor es una función que siempre tiende al infinito. Que varia constantemente, y que sus máximos y sus mínimos varían con los años. Es una función tan inexacta que podría ser el primer cálculo matemático sin solución o resultado aproximado.

Podemos aproximarnos a decir que el amor es una sensación que te llena por dentro, pero es una cosa abstracta que no puede transformarse en nada sólido. Ni llenar.Y hay quiénes dicen que es un sentimiento, pero podría ser un mero estado temporal.

Es algo tan complejo e inexacto que atrae hasta al menos curioso por el simple hecho de no poder ser descubierto. De acercarse lo máximo a lo incierto. Y, sin embargo, todos lo sentimos tan adentro como si fuera algo totalmente tangible.

Así podría decir que has alterado mi función. Que haces que cada día varíe hacia arriba y hacia abajo. Que no se hacia dónde va, ni cuál es su resultado. Que hoy parece estar en su máximo y mañana coge valores tan negativos que me da hasta miedo. Que no sé quién te han mandado a tocarme los números. Pero no está nada mal un poquito de locura temporal. Enamorarse es algo loco. Pero humano y también poco sano.

Puede que sea porque me rompes la cabeza, intentando descubrir alguna certeza entre nosotros.

Pero es que hace tiempo que comprendí que no somos uno de tantos que acaban resultando 0, eso llamado amor de valor falso. Esos que muchos confunden con el cálculo imposible y acaben obteniendo un resultado. Siempre poco deseado.

Y es que hace tiempo entendí que somos imprevisibles. Cómo nuestra función. Que no tenemos solución. Es la primera vez que no quiero resolver un problema. Que me gusta nuestro dilema. Así, tal y como está hoy. Y tal y como estará mañana, aunque no lo sepa.


 
 
 

Comments


© 2017 Ana Reyes. Todo el contenido del blog está reservado.

bottom of page